Durante la última década, pequeños sensores de red inalámbricos de bajo consumo (sensornets) han dado visibilidad y voz a una gran multitud de procesos físicos, incluyendo la dinámica de las redes sociales, el comportamiento de los puentes a las fuerzas externas, y las condiciones micro climáticas que rodean a los árboles de secoya, entre otras muchas cosas. La proliferación de estos sensores ha ayudado a aumentar nuestra comprensión del mundo que nos rodea, proporcionando una visión macroscópica única, hasta ahora inalcanzable, de las interacciones humanas, la dinámica estructural, y la eco-fisiología de las plantas. Hoy en día, se cree que las tecnologías de sensores jugarán un papel clave en la creación de un planeta más inteligente y más sostenible. Gracias a la ayuda de estos sensores, tendremos a disposición las herramientas necesarias para observar las actividades humanas, la vigilancia en el consumo de recursos, y el guiado y control de las construcciones, con una fidelidad y escala sin precedentes, y en última instancia, nos permitirá una mejor asignación y uso los recursos, cada vez más escasos.