En estos tiempos los avancen en computación parecieran ser contradictorios. Por un lado, está la sempiterna meta de lograr la mayor velocidad o rendimiento posibles, que desde un tiempo dejo de ser la velocidad (que actualmente ronda los 3GHz y poco mas) para centrarse en los procesadores multinucleo. Por otro lado, está la necesidad de tener potencia computacional en el menor espacio posible. Un ejemplo visible de ello es la telefonía móvil celular, que dadas las exigencias de sus sistemas operativos, necesitan al momento procesadores de al menos 1GHz, eso si se desea una funcionalidad suave y fluida.
Pero el tema de este post es otro, más bien, enfocado a las necesidades de automatizar o controlar pequeños dispositivos, ya sea como uso del hogar (domotica), industrial (controladores remotos) o simplemente, enlazar “objetos” a Internet (Internet de las cosas). Los que trabajamos en tecnología generalmente buscan hardware que se adapte a la medida de las necesidades. Quizá hasta hace unos pocos años lo más difícil era decidir que microcontrolador usar, luego diseñar, programar, conectar, probar, etc…